Instrucciones:
- Infusionar la leche:
- En una cacerola, calienta la leche a fuego medio. Si usas una vaina de vainilla, ábrela por la mitad a lo largo, raspa las semillas y agrégalas a la leche junto con la vaina. Si prefieres usar extracto, lo añadirás al final. Calienta hasta que empiece a hervir ligeramente, luego retira del fuego y deja que la vainilla infusione por unos minutos.
- Mezclar los huevos y el azúcar:
- En un bol aparte, bate las yemas de huevo con el azúcar hasta que la mezcla se vuelva de un color amarillo pálido y esté suave. Añade la maicena y mezcla bien hasta que no queden grumos.
- Incorporar la leche:
- Retira la vaina de vainilla de la leche caliente (si la usaste) y, poco a poco, añade la leche a la mezcla de yemas, batiendo constantemente para evitar que las yemas se cocinen.
- Cocinar la crema:
- Vierte la mezcla nuevamente en la cacerola y cocina a fuego medio, removiendo continuamente con una espátula o batidor, hasta que la crema espese. No dejes de remover para evitar que se formen grumos o que la crema se pegue al fondo.
- Añadir la mantequilla:
- Cuando la crema haya espesado y esté suave, retira del fuego y añade la mantequilla (si la estás usando) y el extracto de vainilla (si no usaste la vaina). Remueve hasta que la mantequilla esté completamente incorporada.
- Enfriar la crema:
- Transfiere la crema a un recipiente limpio, cubre con film plástico en contacto directo con la superficie de la crema para evitar que se forme una costra, y deja enfriar a temperatura ambiente. Luego, refrigera hasta que esté completamente fría y lista para usar.
Esta crema pastelera es ideal para rellenar tartas, bizcochos o profiteroles. También puedes aromatizarla con otros sabores, como ralladura de limón, naranja, o incluso un toque de licor, dependiendo del tipo de postre que vayas a preparar.